EL CAPRICHO
A finales del SXVIII Madrid contaba con una serie de villas suburbanas que formaban un cinturón a su alrededor. Absorbidas por la ciudad, la mayoría han desaparecido hoy, únicamente se conserva “El Capricho” en la Alameda de Osuna.
El parque cuenta con los elementos típicos de un jardín romántico: laberinto, templetes, follies y estanques. El nombre se refiere a las construcciones escenográficas, los caprichos, que se encuentran repartidas por todo el parque y que se descubren paseando. Llama la atención la utilidad de uno de estos caprichos en particular: el abejero. Se trata de un pequeño y refinado edificio con cúpula, desde cuyo interior se puede observar y estudiar la actividad de las abejas a través de un vidrio, reflejo del interés de la época por el acercamiento a la naturaleza.
El jardín fue diseñado por uno de los paisajistas franceses inspirado en los jardines de Versalles, y es uno de los más bellos de Madrid. Creado en 1784 por los Duques de Osuna, en especial por la duquesa doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, consiguió crear un auténtico paraíso natural que frecuentaron las personalidades más ilustres de la época y en el que trabajaron los artistas, jardineros y escenógrafos con más prestigio. Después de la muerte de la duquesa comenzó su declive, que finalizó en 1999 cuando el Ayuntamiento lo adquirió. Ofrece tres estilos diferentes: el parterre o jardín francés, el paisaje inglés y el giardino italiano
Tras la muerte de la duquesa, la villa pasó a manos de sus nietos, pero su último heredero descuido los jardines y murió endeudado, por lo que se subastó la propiedad.Durante la guerra civil española la finca sirvió de refugio al estado mayor del ejército republicano y aún hoy se conservan las galerías subterráneas que alojaron a los militares. Durante muchos años la villa y sus jardines estuvieron abandonados hasta que 1974 el ayuntamiento de Madrid adquirir conjunto y empezó una laboriosa restauración.