Ruta en coche desde Rivas-Vaciamadrid hasta Villarejo de Salvanés, pasando por Loeches, para visitar los conventos y monasterios más destacados al este de la Comunidad de Madrid, fundaciones de los siglos XVI y XVII que cuentan con bienes de gran valor histórico.
Longitud: 70 km. Tiempo: 8 h.
Se construyó en 1603 sobre la antigua ermita de Santa Cecilia que mandara construir Doña Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castelar. En 1628 se terminó la iglesia, a la que fue trasladada la imagen que sería proclamada patrona del entonces Rivas de Jarama. En 1784 la orden Carmelita es sustituida por la de los Calzados. En 1837 la desamortización de Mendizábal produjo la exclaustración del convento. En la actualidad es propiedad de los duques de Rivas y alberga en su interior la ermita del Cristo de Rivas. La entrada principal cuenta con una imagen de Santa Cecilia. En su interior destaca la talla del Cristo de los Afligidos, del vallisoletano Juan Rodríguez, discípulo de Gregorio Hernández, y una talla de Nuestra Señora de la Merced.
Se encuentra en la plaza de la duquesa de Alba, y es conocido como «el convento grande». Este monasterio es una joya histórico-artística del barroco madrileño. Fue fundado en 1640 por el valido del rey Felipe IV, el conde-duque de Olivares. La obra la terminó su sobrino Don Luis de Haro y Guzmán, marqués del Carpio y IV conde-duque de Olivares. Alberga el panteón familiar de los descendientes del conde-duque de Olivares, que en la actualidad son los miembros de la Casa Ducal de Alba. El punto más alto del monasterio lo remata un chapitel empizarrado estilo Austria, bajo el cual se alberga una gran cúpula. Los techos de la iglesia están ricamente ornamentados también al estilo barroco. Los adinerados patronos del monasterio lo dotaron de variados tesoros, como una valiosa colección de 217 cuadros con obras notables de Rubens, Bassano, Veronés, Tizziano, Tintoretto y quizás alguno de Miguel Ángel. Todas estas obras de arte fueron expoliadas por el ejército francés durante la ocupación de Loeches en 1809. Durante la Guerra Civil el monasterio fue refugio del oro del Banco de España y de otras obras de arte antes de ser enviadas a la Unión Soviética.
Situado frente al monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches, fue constuido en 1596 por Don Iñigo de Cárdenas y Zapata y su esposa Doña Isabel de Avellaneda. Su iglesia es de estilo barroco y su nave principal está cubierta por una bóveda de cañón. Atesora algunas reliquias de gran valor histórico, como cartas autógrafas de Santa Teresa de Jesús, y una colección de relicarios, así como bellas pinturas del siglo XVIII. Desde su fundación ha estado siempre habitado por carmelitas descalzas, dedicadas a la vida contemplativa y a la elaboración de sus famosas mermeladas.
Se fundó en 1571, tras la victoria total sobre el Imperio Turco-Otomano en la Batalla de Lepanto. Don Luis de Requesens, que participó en la Batalla como lugarteniente de Don Juan de Austria, solicitó permiso al Papa Pío V para construir un convento en Villarejo de Salvanés, donde era comendador, en agradecimiento a la Virgen y su intercesión para vencer al imperio Turco-Otomano. Se trata de un complejo monumental con características arquitectónicas típicas de finales del siglo XVI, concebido con sencillez de líneas y volúmenes que recuerdan los cánones herrerianos, y con una austeridad ornamental acorde con el espíritu de la Orden Franciscana.