Ruta que nos descubre "medinas" y "almudainas" andalusíes levantadas entre los siglos IX y XIII, y una serie de castillos señoriales construidos por la Encomienda Mayor de Castilla a cargo de la Orden de Santiago, según fue reconquistándose el territorio a los musulmanes entre los siglos XIII y XV.
Longitud: 217 km.
Duración: 3 días.
El recinto amurallado es el conjunto fortificado más singular y mejor conservado de la Comunidad de Madrid. Fue declarado monumento nacional en 1931. Tiene un probable origen musulmán o de los primeros tiempos de la conquista cristiana entre los siglos XI y XII. La muralla está constituida por dos elementos principales en un recorrido de unos 800m: el llamado adarve bajo y los sur y suroeste. El lado sur de la muralla o muralla alta puede ser visitado en horario restringido por un módico precio. El acceso se localiza junto a la iglesia de Santa María del Castillo. El adarve bajo puede ser recorrido de manera libre. Cuenta con dos accesos: junto a la Plaza del Castillo, o bien, junto al Jardín Medieval.
El Castillo de los Mendoza, de los siglos XIV y XV, está situado en el extremo sureste del recinto amurallado. Se alza en estilo mudéjar. Tiene forma casi cuadrada y estuvo fortificado por siete torres, todas con una estructura diferente, siendo una de ellas de planta pentagonal. Fue residencia del marqués de Santillana y su familia, futuros duques del Infantado. En él residió la reina Juana de Portugal y su hija Juana la Beltraneja. Además acogió a los reyes Juan II y Felipe III, asiduos invitados de los Mendoza. Desde 2016 permanece cerrado por obras de restauración.
No está claro el momento en el que se inicia la construcción de la muralla, aunque se enmarca entre los siglos VIII, IX y XI, bien de origen musulmán o bien en la reconquista. La muralla se mantuvo intacta hasta, al menos, el siglo XVIII. Lo más probable es que su deterioro se iniciase con la Guerra de la Independencia. Hoy solo podemos reconocer algunos restos, entre los que destacan la puerta del Cristo de Burgos, construcción que conserva muchos elementos orginales, flanqueada por los restos de un torreón.
El conjunto amurallado tienen un perímetro de 1.300 metros, semejante a un pentágono irregular. Se trata de una construcción de época musulmana, tiempo en que la villa de Talamanca gozaba de verdadera relevancia. Las continuas incursiones cristianas e islámicas obligaron a múltiples reconstrucciones, siendo la más importante la del arzobispo Tenorio en el siglo XIV. En la actualidad es Monumento Histórico-Artístico desde 1931.
Se localiza en el distrito de Barajas como uno de los escasos vestigios de la arquitectura militar del siglo XV que ha sobrevivido hasta nuestros días. Fue construido como castillo señorial entre las aldeas medievales de la Alameda y Barajas. Tras ser habitado por Juan Zapata, se transformó en un palacio renacentista que sirvió como villa de veraneo de la aristocracia madrileña. En la Guerra Civil fue utilizado como fortín del bando republicano. Bajo él y su entorno existen restos de asentamientos que van desde la Edad del Bronce hasta el época Romana.
El actual recinto amurallado de Alcalá de Henares es uno de los tres con los que contó la ciudad y corresponde al de la fortaleza arzobispal, con unos 700 m de longitud y 16 torres de las 22 que tuvo originalmente. El Antiquarium engloba un itinerario arqueológico por los elementos restaurados de la cerca, destacando el conjunto de la torre 14 y el centro de interpretación. El recinto amurallado del Palacio Arzobispal engloba una gran superficie en la que conviven espacios residenciales con otros de uso agrícola, militar y fiscal, que permiten comprender una intensa historia de más de 800 años durante los que este lugar ha sido una fortaleza medieval, un palacio renacentista, el Archivo General de la Administración, el Museo de Antigüedades de Alcalá y, siempre, un espacio simbólico de la rica historia de la ciudad.
El castillo de Santorcaz era una fortificación al estilo de las fortalezas de la orden de Santiago en Fuentidueña y Villarejo: un recinto de tamaño medio que no solo sería la residencia del arzobispo de Toledo, durante sus esporádicas visitas, sino que concentraría diferentes dependencias de la administración señorial. En época del arzobispo Pedro Tenorio, a mediados del siglo XIV, la residencia señorial se reformó para ampliar sus estancias hasta convertirla en un verdadero palacio. Desde finales del siglo XV se utilizó como cárcel de clérigos y nobles donde llegaron a estar el cardenal Cisneros y la princesa de Éboli. El artesonado mudéjar del salón principal acabó en el Palacio de Laredo de Alcalá. Aún se puede reconocer y recorrer casi por completo el trazado del recinto fortificado de Santorcaz, del que se conservan los restos de hasta ocho torres.
El Castillo, cuyo primer recinto se construyó a finales del siglo XIII, y al que posteriormente se le fueron añadiendo edificios, tenía un marcado carácter defensivo y entre sus principales elementos se encontraban la fortaleza, el palacio, el foso y la torre. De la fortaleza original, hoy solo queda una pequeña parte: la torre del homenaje y los cimientos recuperados gracias a excavaciones arqueológicas. Desde la torre se divisa todo el territorio circundante, al atardecer la puesta del sol sobre los páramos de las alcarrias madrileñas es todo un espectáculo.
Existen indicios de que pudo ser construido en el siglo XII y ampliado o reconstruido en el siglo XIV. Su historia está relacionada con la Reconquista y con los reyes Alfonso VI y Alfonso VIII, el primero por ser el conquistador de esta tierra a los musulmanes y por su romance y casamiento con Zaida, la princesa mora, y el segundo por otorgar los Fueros y el mercado a la villa de Fuentidueña. En este castillo estuvo recluida Doña Urraca, mujer de Alfonso I el Batallador. También aquí fue prisionero el adelantado Pedro Manrique, por orden de Juan II, así como el marqués de Villena por diferencias con la orden de Santiago. Su privilegiada situación sobre un escarpe le permite dominar la vega del río Tajo a su paso por Fuentidueña.
El castillo actual se asienta sobre una primitiva fortaleza, sede del señorío de Chinchón, perteneciente a la familia de los Cabrera desde tiempos del rey Enrique IV de Castilla. El edificio data del siglo XV, aunque fue derruido en un ataque comunero en 1520. El III conde de Chinchón terminó de construir el actual sobre los cimientos del anterior en 1598. Estuvo bien conservado hasta 1705, año en que sufrió las consecuencias de la Guerra de Sucesión. En 1808 fue expoliado e incendiado durante el asedio de tres días a Chinchón que protagonizaron las tropas francesas en la Guerra de Independencia. A partir de entonces parte de sus materiales se aprovecharon en la reparación de caminos, cercas y casas. Su último uso fue como fábrica de licores. Su interior no es visitable por tratarse de una propiedad particular.