Ruta por los emblemáticos restaurantes centenarios entre los barrios de Embajadores, Sol y Cortes.
Próximo a la Glorieta de Embajadores y a la Casa Encendida, se encuentra este bar restaurante centenario que fue edificado sobre la antigua muralla de Madrid en 1899. De su cocina salen platos caseros, tapas y raciones, entre las que destacan sus callos, ensaladilla rusa, bacalao con tomate y su tortilla de patatas.
Fundada en 1768, ha estado ininterrumpidamente abierta y regida por personas ligadas al mundo taurino. Hoy es la taberna más antigua de Madrid que conserva intacta su decoración original, las lámparas de gas con que se iluminaban el local, el elevador de botellas desde la bodega y las paredes pintadas con los rostros de los antiguos toreros. Entregada a la cocina casera tradicional española y madrileña, con especialidades como el rabo de toro, el cocido madrileño, la olla gitana y los callos a la madrileña.
Fundada en 1907, esta taberna castiza conserva antiguos carteles y azulejos decorados en sus paredes, junto a fotos antiguas de Madrid. Ofrece platos tradicionales de la cocina española, siendo las torrijas su especialidad.
Se construyó en 1890 para que fuera un mesón y una hospedería, pero en 1894 se convierte en establecimiento para la elaboración de churros con la técnica tradicional llamada “a hombro”. Su fama empezó cuando la gente a la salida del teatro acostumbraba a tomar un chocolate con churros. La Chocolatería es mencionada en la obra «Luces de Bohemia» de Valle Inclán. Es la chocolatería más famosa de la ciudad y abre las 24 horas todos los días.
Muy cerca de la Puerta del Sol, esta taberna centenaria ha permanecido imperturbable desde el año 1860. Testigo de la fundación clandestina del PSOE de la mano de Pablo Iglesias, mantiene el servicio de comida y bebida por separado. El bacalao, en tacos fritos y en croquetas, es su especialidad. No dejes de probar sus deliciosos "soldaditos de pavía".
Cuando Emilio Lhardy fundó esta casa, en 1839, la música de zarzuela era una recién nacida, en la plaza Mayor se celebraban corridas de toros y todavía existían los aguadores y reinaba Isabel II. Decorado al estilo Segundo Imperio, ha sido centro de reunión de políticos y gente poderosa. Fue el primer local en el que se dejó entrar a mujeres solas de una posición acomodada. Sus platos castizos, como los callos a la madrileña y el cocido, se mezclan con elaboraciones de la alta cocina española y europea. Alberga también una tienda de productos gastronómicos.
Taberneros desde 1906, en su barra se apostaba Andy Warhol cada vez que llegaba a Madrid a degustar las mejores gambas y langostinos y el mejor vino dulce de la ciudad.
Fundado en 1856 como taberna, conserva su antigua fachada de cerámica con vivos colores y la plaza Cibeles como motivo principal pintados a mano por la prestigiosa Casa Mensaque a finales de 1920. El techo artesonado, la barra de estaño y su entorno convierten a Viva Madrid en un lugar singular que nos transporta en el tiempo. Se especializa en comida tradicional como el cocido, los callos, los caracoles a la madrileña, las carrilleras y el rabo de toro.
En el mismo edificio donde vivió Miguel de Cervantes, en la calle Huertas, se ubica Casa Alberto. La taberna-restaurante fue fundada en 1827. Conserva todas sus recetas clásicas como los callos, el rabo de toro, albóndigas de ternera, croquetas de jamón, bacalao a la madrileña o platos de cuchara. Sus tapas y sus platos se pueden degustar en una de las barras más antiguas de Madrid.
Taberna decimonónica y tradicional madrileña desde 1920. Se sitúa cerca de la estación de Atocha y sus especialidades son el bacalao, las croquetas, la tortilla de patatas, además de contar con una buena y variada bodega.