En la falda de la montaña de las Machotas, a unos 1.060 metros de altitud, se encuentra la Silla de Felipe II, un promontorio rocoso desde el que el rey Felipe II supervisaba las obras del Monasterio-Palacio.
La tradición cuenta que los asientos excavados en el granito son los restos de un altar celtíbero. Sin embargo, la hipótesis más aceptada es que se trata de un mirador construido en el siglo XVI, por encargo del rey Felipe II.
La Silla de Felipe II es un punto de partida ideal para realizar diversas rutas de senderismo. El GR-10, que lleva hasta la Casa del Sordo, es una de las más populares. A lo largo del camino, los senderistas pueden disfrutar de la belleza de la naturaleza, con robledales, jaras y otras especies de plantas autóctonas.
Longitud: 8,1 km. Duración combinada del trayecto en coche y la visita del entorno a pie: 2 horas.
Iniciamos la ruta en coche desde San Lorenzo de El Escorial, recorriendo el paseo de Carlos III. El itinerario a pie se puede acortar comenzando en la Calleja Larga, atravesando el bosque de La Herrería, hasta el cruce con la carretera M-505. Desde este punto, tanto en coche, como a pie, se inicia el ascenso a la Silla, pasando por la ermita de la Virgen de Gracia.
En las faldas de la sierra de Guadarrama, a unos 2,5 kilómetros al sur de San Lorenzo de El Escorial, se encuentra la Silla de Felipe II. Se trata de un conjunto de plataformas escalonadas, asientos y otros elementos labrados sobre un canchal de granito, que conforma un mirador con unas vistas espectaculares del monasterio y el bosque de La Herrería.
El origen de la Silla de Felipe II es incierto. Las investigaciones han otorgado a este lugar un origen prerromano, incluso una recreación historicista del siglo XIX. Una de las versiones más aceptadas es su origen vetón, un altar celta dedicado al dios Marte.
La remota y rasante panorámica que el lugar ofrece de El Escorial, así como otros indicios, refuerzan la hipótesis de que no fue construido en la Edad Moderna ni sirvió de mirador de las obras del Monasterio.