Durante el ascenso estaremos acompañados por una valla en el lado izquierdo que en ocasiones tendremos que atravesar para sortear grandes formaciones graníticas, algunas de ellas espectaculares. Cabe destacar que si decidimos no sortearlas, éstas se pueden rodear perfectamente por el lado derecho. En invierno esta ruta suele tener bastante hielo y nieve, por lo que se recomienda utilizar crampones o raquetas y permanecer siempre cerca de la valla.

El tramo final de la ruta llega a una pequeña meseta en lo alto de la montaña, donde suelen estar las cabras montesas que habitan en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Aquí también encontramos un mirador desde el que se divisan Manzanares el Real, el embalse de Santillana y el norte de la aglomeración urbana de Madrid, llegando a verse, en días claros, los rascacielos que forman el skyline de la ciudad. Un dato curioso es que en este mismo punto, bajo nuestros pies, discurre el túnel ferroviario de la línea de alta velocidad Madrid-Segovia-Valladolid, uno de los más largos del mundo.

El pico de La Najarra se trata de un macizo de gneis y granito que se encuntra entre límite de los términos municipales de Rascafría y Miraflores de la Sierra, a 2.120 m de altitud, en el extremo este de la Cuerda Larga. El vértice geodésico marca la máxima altitud, desde donde se obtienen impresionantes vistas del valle del Lozoya y la sierra de Guadarrama, al norte y al oeste, también de La Pedriza, los embalses de Santillana y El Pardo, así como del área metropolitana de Madrid al sur.