PLAZA DE ORIENTE
Se llama así por encontrarse frente a la fachada oriental de Palacio. Aquí encontrarás el Teatro Real y unos magníficos jardines flanqueados por las estatuas de los reyes de España y presididos por la estatua ecuestre de Felipe IV. ¡Ven a pasear!
A medio camino entre el Teatro Real y el Palacio Real, se encuentra una de las plazas más hermosas de la capital. Fue mandada construir por el hermano de Napoleón, José Bonaparte, conocido por sus apodos “Pepe Botella” y “Rey Plazuelas” por su afición a derribar edificios antiguos para construir plazas al estilo parisino. Este movimiento, aunque impopular en su momento, hizo de Madrid una ciudad más abierta dotándola de una serie de plazas que disfrutamos hoy.
En el centro de la plaza, fíjate bien en la estatua ecuestre de Felipe IV. Verás que el caballo se sostiene sobre sus dos patas traseras, una postura poco natural que un caballo sólo puede sostener durante unos segundos. ¿Cómo logra esta estatua mantenerse perennemente en pie? La cola es maciza, mientras que el cuerpo es hueco. Pero tal vez lo más curioso es que para realizarla el escultor italiano Pietro Tacca aplicó cálculos de Galileo Galilei y que Felipe IV nunca viajó a Italia, ni pisó el estudio del escultor. ¿Cómo logró entonces esculpir su cara? Gracias a un retrato del rey realizado por Velázquez que le fue enviado desde España.
Otra de las curiosidades de la plaza es que adornándola, alrededor de los jardines, se encuentran las estatuas de los reyes de España: reyes godos, Austrias y Borbones. Al parecer, su destino original era en la balaustrada que corona el Palacio Real, donde solamente se colocó una (¿la has visto? ¡Búscala!) pues de haberlas puesto todas, la fachada se habría venido abajo. Aunque también dicen que fue por orden de la reina Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, que había tenido una pesadilla en la que soñó que las estatuas le caían encima.
Entre los grandes atractivos de la plaza están sus jardines, también iniciativa de José Bonaparte que quería que sirvieran para resaltar el Palacio y el Teatro Real, aunque han sufrido numerosas reformas, la última y más completa dirigida en 1997 por el arquitecto Miguel de Oriol, que les dio el aspecto del que disfrutamos hoy.
Otro de los atractivos de la plaza son las terrazas de sus cafés o contemplar el atardecer desde sus jardines.